Love is a mighty power, ya lo dice el subtítulo promocional de Breaking the waves (Rompiendo las olas) de Lars Von Trier (prestado por un poeta del siglo XIV), película con que una de las mejores de 2014, Gone Girl, se emparenta en lo que de retorcido puede llegar a ser el hecho amoroso.
Además de una segunda parte de la película bastante lyncheana (no se hagan ilusiones con el regreso de Twin Peaks a manos del autor -no lo olviden- de ese ovni que es Inland Empire: la peli de Fincher es lo más cercano que nos vamos a quedar de un verdadero regreso de la segunda mejor serie de la historia de la televisión), toda la primera mitad del filme de Fincher guarda evidentes paralelismos con uno de los mejores videojuegos recientes (2013), o al menos eso me ha parecido a mí al verla.
Siempre es complicado formalizar por escrito lo que uno siente o percibe durante una película, máxime cuando se trata de una comparación con un videojuego de autor. Pero ambos han sido creados en la misma época y el tono, no por casualidad, es bien similar. Esa narración en off, fragmentada, desordenada o que va contradiciéndose a medida que avanza la historia, esos personajes principales ausentes de la pantalla, la música (el ambient de Chris Remo para Gone Home no tiene nada que envidiar -o supera- al de Trenz Reznor -un saludo a Nine Inch Nails!- para Gone Girl), etc. son un conjunto de elementos que van señalándonos que el paralelismo va bastante más allá del título.
Me está pareciendo pues casi imposible describir esta impresión/certeza sin tener ambas cosas recién vistas/jugadas, así que sirva esto al menos como una doble recomendación a que lo comprueben por ustedes mismos. De entre el cuarteto adorado por los gafapasteros y hipsters varios (Nolan, Fincher, Aranofsky, Shyamalan) queda, muy lejos por delante, el bueno de David, que apenas tiene un largometraje o serie flojos.
Además de una segunda parte de la película bastante lyncheana (no se hagan ilusiones con el regreso de Twin Peaks a manos del autor -no lo olviden- de ese ovni que es Inland Empire: la peli de Fincher es lo más cercano que nos vamos a quedar de un verdadero regreso de la segunda mejor serie de la historia de la televisión), toda la primera mitad del filme de Fincher guarda evidentes paralelismos con uno de los mejores videojuegos recientes (2013), o al menos eso me ha parecido a mí al verla.
Siempre es complicado formalizar por escrito lo que uno siente o percibe durante una película, máxime cuando se trata de una comparación con un videojuego de autor. Pero ambos han sido creados en la misma época y el tono, no por casualidad, es bien similar. Esa narración en off, fragmentada, desordenada o que va contradiciéndose a medida que avanza la historia, esos personajes principales ausentes de la pantalla, la música (el ambient de Chris Remo para Gone Home no tiene nada que envidiar -o supera- al de Trenz Reznor -un saludo a Nine Inch Nails!- para Gone Girl), etc. son un conjunto de elementos que van señalándonos que el paralelismo va bastante más allá del título.
Me está pareciendo pues casi imposible describir esta impresión/certeza sin tener ambas cosas recién vistas/jugadas, así que sirva esto al menos como una doble recomendación a que lo comprueben por ustedes mismos. De entre el cuarteto adorado por los gafapasteros y hipsters varios (Nolan, Fincher, Aranofsky, Shyamalan) queda, muy lejos por delante, el bueno de David, que apenas tiene un largometraje o serie flojos.