Ay, los Pains...
Son ese cruce soñado por cualquier indie de pro entre el ruido de My Bloody Valentine y las melodías de Belle & Sebastian, ahí es nada. Neoyorquinos haciéndose pasar por británicos. Principales exponentes del revival shoegaze (por lo tanto adorados por los tunantes), hemos de decir que en esta banda de jovenzuelos fotogénicos sólo cumple con el cliché de mirarse a los zapatos mientras toca el guitarra principal, a todas luces el virtuoso del grupo, el que no se mueve ni salta pero que lleva toda la parte complicada de cada canción. En su día se criticaba la falta de tablas de estos grupos, su timidez, su falta de presencia en el escenario y chorradas por el estilo, pero desde luego ayer se vio que el shoegaze, esto es, no mirar al público, no era una pose guay o de desprecio, sino mera necesidad: por entonces (1988-1992 aprox) estos grupos hacían mucho ruido (literalmente) y ello requería una segunda guitarra (lo habitual en grupos más convencionales es que el cantante no toque) cierta concentración que, cuando no llevas 20 años tocando, solo consigues mirando a tu mástil (dijo el que ha tocado tantas veces...): de ahí que los cantantes shoegazers no miraran demasiado al público y se ganaran aquella fama.
Como toda buena banda indie que se precie, a esta le falta voz, algo que suplen sobradamente con una calidad melódica muy bien contrastada con ese ruido del que hablamos.
Como toda buena banda indie que se precie, a esta le falta voz, algo que suplen sobradamente con una calidad melódica muy bien contrastada con ese ruido del que hablamos.
No tienen disco nuevo bajo el brazo y tocaban en la sala "pequeña" (de acústica temible) por 7/12 €: me da que son menos conocidos en Francia que en España, donde los herederos del shoegaze influyeron de forma duradera en la escena nacional