Valtari y Kveikur son a Sigur Ros lo que respectivamente Kid A y Amnesiac fueron a Radiohead: dos discos sacados en el intervalo de unos meses, con todo el mundo pensando que el segundo se publica para corregir el error comercial del primero cuando el primero es netamente superior, y menos convencional, que el segundo.
De Kid A se decía que era un fracaso, un disco sin singles, demasiado experimental, y con el tiempo se ha consolidado según parte de la crítica como el mejor disco de Radiohead (yo no iré tan lejos) y como uno de los mejores de la historia reciente del rock, con el plus añadido de haber servido para popularizar a Aphex Twin o Autechre. Amnesiac, en cambio, con sus singles obvios, parece ahora una colección de descartes de Kid A y, sin llegar a ser el peor disco del grupo es muy irregular y no es un álbum que nadie en su sano juicio pueda escuchar de principio a fin.
Pues bien, lo mismo está sucediendo con Sigur Ros en 2012/2013. Valtari fue vilipendiado por demasiado instrumental, tranquilo, 'de texturas', etc. cuando lo que la gente parece apreciar del grupo son sus arrebatos de épica nórdica, cuya traslación en Kveikur es relativamente monótona. Kveikur fue publicado en 2013, apenas unos meses después de Valtari (2012), porque no había manera de salir de gira con un disco de ambient post-rock, pero también para marcar el nuevo camino del grupo tras la marcha de nuestro querido Kjartan, elemento clave en el sonido Sigur Ros. Pinta mal la cosa. Háganme caso, los imprescindibles son Kid A y Valtari.