Digo yo que si no hay una cierta contradicción entre declarar el Estado de Alarma (así, con mayúsculas) argumentando que es para garantizar los "servicios públicos esenciales" y empezar, exactamente al mismo tiempo, la privatización de este mismo servicio (AENA). Lo que parece claro es que España está dejando de ser alérgica a los militares.
"Los supuestos en los que cabe su declaración son graves alteraciones del orden público de diferente índole, como epidemias, contaminaciones, terremotos, inundaciones e incendios de gran magnitud y la paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad. Este último caso es el que podría propiciar la declaración del estado de alarma, ya que, en el caso del conflicto con los controladores, no se está garantizando el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad, límite constitucional al ejercicio del derecho a huelga y a adoptar medidas de conflicto colectivo."
A todo esto, a nadie parece sorprender que solo tengamos la versión del Gobierno. Aquí un controlador cabreado. Y hay varias preguntas que hacerse: y si esto sucede en un país tercermundista? Quizás el discurso de la prensa tiraría más hacia la falta de libertades, el ejército reprimiendo huelgas, etc, no? Pero la cuestión fundamental sigue siendo la dudosa legitimidad de emplear medidas de excepción nacional para problemas de tipo laboral, cuando estas hiperleyes solo se aplican en casos de guerra, grandes catástrofes, en definitiva, acontecimientos que suceden una o dos veces por siglo en cada país, y no conflictos laborales que son el pan nuestro de cada día. Sarkozy ha creado escuela con la reciente crisis de las refinerías y gasolineras.
"Los supuestos en los que cabe su declaración son graves alteraciones del orden público de diferente índole, como epidemias, contaminaciones, terremotos, inundaciones e incendios de gran magnitud y la paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad. Este último caso es el que podría propiciar la declaración del estado de alarma, ya que, en el caso del conflicto con los controladores, no se está garantizando el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad, límite constitucional al ejercicio del derecho a huelga y a adoptar medidas de conflicto colectivo."
A todo esto, a nadie parece sorprender que solo tengamos la versión del Gobierno. Aquí un controlador cabreado. Y hay varias preguntas que hacerse: y si esto sucede en un país tercermundista? Quizás el discurso de la prensa tiraría más hacia la falta de libertades, el ejército reprimiendo huelgas, etc, no? Pero la cuestión fundamental sigue siendo la dudosa legitimidad de emplear medidas de excepción nacional para problemas de tipo laboral, cuando estas hiperleyes solo se aplican en casos de guerra, grandes catástrofes, en definitiva, acontecimientos que suceden una o dos veces por siglo en cada país, y no conflictos laborales que son el pan nuestro de cada día. Sarkozy ha creado escuela con la reciente crisis de las refinerías y gasolineras.