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El filósofo de Rembrandt: shoegazing del siglo XVII.
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Quizás sea ya algo muy manido, pero a servidor le tira mucho el
retrofuturismo: ya saben, representar el pasado como si el futuro hubiera sucedido antes (un tipo de
ucronía), esto es, los avances tecnológicos hubieran tenido lugar en una época anterior a la que fue (lo que puede incluir los que aún no han tenido lugar). Cuando lo aplicamos al siglo XIX (Verne, Wells, ya saben), se le llama
steampunk y es estéticamente apabullante, pues conecta con los posteriores Art Nouveau y Art Déco. El festival Utopiales de Nantes tuvo este año mucho que ver con todo esto, aunque se echaran en falta referencias a los
Miyazaki (quizás aquí está muy visto),
Otomo y demás comparsas nipones. No obstante el
cartel (que siempre hace referencia a Julio Verne, que no por nada nació aquí) define claramente cuál es la corriente SF que más tirón tiene en los últimos años.
La principal pega es que muchos de los fans del steampunk no quieren más que evadirse de la realidad y este movimiento, como casi toda la ciencia ficción, termina siendo conservador y retrógrado (por no decir algo peor), es decir, en las antípodas de lo que persigue este género habitualmente (denunciar los desmanes actuales exagerándolos en una proyección futurista, y tal).
No podemos terminar esta sección sin mencionar el
avantlaletrista concepto de
retroffiting en
Blade Runner, con todos esos cacharros viejos actualizados con tecnología moderna (algo que
Matrix recogió en una versión más simple pero efectiva y que hoy en día es
toda una industria).
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Lo que nos lleva a la
retroelectrónica, claro. El retrofuturismo en música tiene su punto álgido, por supuesto, en el año que mejor ha representado nunca el futuro: 2001. Ahora que ya ha pasado y que todavía no viajamos en
jetpacks,
2001 marca como ninguno el año del retrofuturo: es precisamente el año en que se publican dos discos clave para entender este movimiento musical.
10.000 Hz legend de Air (su último buen disco, versión electrónica del rock progresivo
ala Pink Floyd, aunque aquí nos interesa por la influencia que ha tenido en el tratamiento de voces) y la pieza clave de todo esto, el
Discovery de Daft Punk (que se anticipó casi diez años al
revival electro de los 80).
Siguiendo la línea trazada por las
canciones más tranquilas del seminal
Discovery,
en Nantes hay
una pequeña escena que se dedica a este tipo tan concreto
de música. Cada grupo con sus variantes, pero la nómina es extensa y de
calidad:
Minitel Rose (que fundaron el sello
FVTVR),
Pégase,
College (responsable del
colectivo Valérie),
Anoraak,
D.A.N.,
Maethelvin,
Russ Chimes (inglés),
Jupiter (París), Electric Youth... y claro,
Rhum for Pauline, más rockeros ellos.
Este estilo ha saltado a los medios de comunicación gracias al
inesperado éxito de la banda sonora de la sorpresa de Cannes 2011, la
taquillera
Drive: un
blockbuster típicamente americano, de persecuciones de coches y tal, pero
noir,
contemplativo y de autor (!). La música incluye estupendas canciones de
este electro ochentero y el tema central es del nantés
College, de ahí
que esta ciudad haya pasado a ser
Capital Mundial de la Cosa,
gracias también a todos esos tipos citados más arriba. Tampoco es que
sea una corriente muy innovadora, pero qué leñe, es bonito, es
nostálgico pero sin caer en el
nostalgismo, y es muy evocador. Así que estamos a favor: es el único revival ochentero que nos parece legítimo (junto con el retorno del
shoegaze, claro).
3
Fruto del impulso creador que proporciona la urgencia del fin de año os dejo por aquí el
Shoegaze EP aka
Picos bajo los tilos EP. Aunque este
Extended Play envía mensajes contradictorios ('Get to
France' pero Odio París), nos sirve para exorcizar un poco el
shoegaze que ha tenido nuestros oídos ocupados durante buena parte de 2011, ya
que en estos momentos estamos mucho más obsesionados con la
retroelectrónica, representada aquí con ese cruce de ambos estilos que
hace M83 o la nueva sensación nantesa, los adolescentes (!) de DAN.
Contiene canciones de 2011 que no encajaban en el recopilatorio de lo
mejor del año que estoy preparando: este año me he obligado a que no
ocupe más que un disco (80 minutos) y muchos indies españoles se han
quedado en la cuneta, desgraciadamente. No se pregunten qué hace Manel
en un EP de shoegaze y electrónica: simplemente están por todas partes y
va a ser el único grupo que coloque canciones en los tres lanzamientos
de
resumen del año.