8 de febrero de 2008

OMG! un texto, WTF!?

Sí, el precio es el que pone... En algún momento que como aquello del presidente negro, parece que no será tan lejano, alguno de los que mandan se planteará que el modelo de grandes conciertos caros y masivos está absolutamente defenestrado y que hay que volver a la multiplicación y al abaratamiento reduciendo las faraónicas producciones que los rodean, en las que, como en toda gran obra, muere gente regularmente (por no hablar de cómo los ayuntamientos funden su presupuesto anual de cultura en macroconciertos ya de por sí ultrapatrocinados por bancos o bebidas, fabricantes estos de los dos grandes productos que todo joven necesita: alcohol e hipotecas). Es decir, que el negocio de los conciertos tendrá que adaptarse al nuevo panorama que emerge, como ya lo está haciendo el de la música grabada. Porque está muy bien el discurso de "no ganan dinero con los CDs sino con los conciertos", que yo suscribo totalmente (si es que se trata de algo opinable y no de una obviedad), pero no a estos precios. No cuesta tanto grabar y distribuir un disco ni hacer una gira si los medios técnicos son los razonables (y no los actuales). Cada cierto tiempo alguien tipo sgae saca un desglose de lo que cuesta hacer un CD, intentando justificar los precios finales y claro, se cae por su propio peso porque muestra que buena parte de la tarta de gastos se la come la publicidad de los escasísimos discos que salen anunciados en la tele o en las radiofórmulas. Cuando se ponga de moda la polémica sobre el encarecimiento de los conciertos sacarán un estudio sobre todos los puestos de trabajo que se perderían si se redujeran costes. Y todo acabará como con el tema de RTVE: en lugar de abaratar los programas gastando menos en cosas superfluas (pantallas gigantes de plasma para recordarnos la de pasta que ha costado el plató, etc.), ahorrarán reduciendo plantilla, pero esta vez nos echarán la culpa a los pardillos que queremos pagar por ver a un grupo y no un decorado bonito o una sala de conciertos majestuosa, como el Zenith de París, hoy convertido en franquicia.

Menos mal que ahorro en las entradas de cine para compensar (las he puesto en la foto para los incrédulos) y que una radio "europea" afincada en Nantes me ha regalado un paquete de discos, de entre los cuales se encuentran los españoles Le Mans. La posmodernidad, ya saben. Ah y para Kyxrmo: sí, son las reediciones hechas por el tío de Vanguard, pero apenas se nota.

Sobre el grupo: los más enrollados conoceréis a Amy Whinehouse, aunque a estas alturas quizá suene ya hasta en kiss fm. Pues bien, esta chica que está vendiendo discos como croissants (como dicen por aquí) aprovechando la estela superventas de Norah Jones (lo digo porque también se ha apuntado al carro del jazz, pero vamos es jazz tipo Herminios, donde nunca ponen jazz) hace, en 2008, una música que mucho le debe a lo que yo adoraba en 1998: Portishead. Un estilo francamente minoritario por entonces, si exceptuamos el muy relativo éxito de los jamesbondianos Propellerheads. Y ya se ha puesto a la cola la siguiente "nueva diva del jazz": Cat Power. Enfin: una victoria, pírrica por tardía, pero victoria al fin y al cabo.

El concierto es junto a La Villette, aquel sitio donde me llevaron con el colegio para que el bisnieto de Van Gogh nos insertara en un videoclip de Peter Gabriel (ya que desechamos la opción del sweet dreams de Eurythmics: qué mal escogíamos de pequeños!) y nos enseñara que la televisión hay que mirarla desde arriba, unos años antes de que se lo cargaran unos chalados islamistas. Aunque no igualo a Rubén hablando de Elvis Perkins, creo me voy acercando.

Portishead vuelven diez años después aunque, tal como les sucedió con Tricky (utilizaron la misma canción con meses de intervalo, sin saberlo) o con Gotan Project (abandonaron en 1999 lo que iba a ser su tercer disco, una mezcla de tango y electrónica, por el agotamiento que de la fórmula hizo ese grupo; comentaremos de pasada que, junto con el disco conjunto de REM y Nirvana y el coitus interruptus de Massive Attack remezclando todo el OK Computer de Radiohead, forman la santa trinidad de los discos perdidos de los 90), parece que su ansiado regreso va a quedar eclipsado por el come-back indie más esperado de todos los tiempos: My Bloody Valentine, estos con 17 años de espera. Vuelve, pues, el noise. Vuelven por lo tanto Penelope Trip, y Chilled Records, acorde con su tiempo, anuncia un proyecto de recopilatorio sobre el sonido Gijón, que no era sino eso: ruido.

7 comentarios:

  1. Anónimo8.2.08

    una pasada el precio, el resto es para entendidos...G

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  2. Yo siempre he querido saber si las discográficas se llevan porcentaje de las giras, y cuánto.

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  3. Anónimo11.2.08

    Pues yo espero disfrutar de una de esas entradas, que para eso la he pagado (o pagaré).
    ¿Cuándo me lleeevaaass a Paríssss?

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  4. Anónimo11.2.08

    Sobre el organigrama del Departamento: Recuerda aquello de que..."Los últimos serán los primeros".
    Más cosas: Que no se diga que los papeles pueden más que tú.
    No puedo leer lo de Zaplana y lo anterior.
    !!Ánimo, tío!!
    Emilio.

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  5. Anónimo11.2.08

    ¿Tienes un sobrino que se llama Emilio?

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  6. Anónimo12.2.08

    Supongo que ya no se les dice "tío" a los chicos, en lenguaje coloquial. Y sin embargo entre las chicas sí se usa.

    ¿Qué porqué no puedo abrir lo de Zaplana?.
    Emilio, padre.

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